Entrevista a Leonor García-Agua – Responsable de Sabor a Málaga
Está al frente de Sabor a Málaga desde que se materializó como marca en 2012, aunque reconoce que el proyecto surgió mucho antes bajo la inquietud de dar a los productos locales y todos los productores de la provincia un mayor reconocimiento; una labor que se tradujo en crear hasta 17 mesas de campo para escuchar necesidades y elaborar estrategias que desembocaron en Sabor a Málaga.
Su labor y la de su equipo se ha transformado en llevar la gastronomía malagueña por ferias y salones de alimentación y gastronómicos nacionales e internacionales; así como elaborar expediciones comerciales en lugares tan dispares como Roma, Portugal, Londres, Emiratos Árabes o Rusia, entre otras muchas acciones como crear certámenes o la Gran Feria Sabor a Málaga.
Salvo el periodo entre septiembre de 2019 y noviembre de 2021, cuando la gestión de la marca recayó sobre otra formación política, Leonor García-Agua reconoce que lleva “media vida” ligada a Sabor a Málaga, quizá no tanto por el tiempo, pero sí por el compromiso con el sector agroalimentario.
Cuando desconecta de ferias, premios, reuniones con productores, le gusta pasar su tiempo en familia. Disfrutar de lo sencillo; de la naturaleza, sobre todo el campo, y de una buena mesa con los suyos.
Sabor a Málaga se ha convertido en una marca representativa del potencial de la provincia, ¿cuál cree que ha sido el éxito?
El trabajo constante y, sobre todo, el respeto por el producto y por quiénes lo hacen. Sabiendo que detrás de ellos hay familias que tienen una lucha incansable por ofrecer el mejor producto con una calidad, sabor y cualidades que los convierten en únicos y que son realmente muy apreciados.
Ha llegado hasta el Ártico, ¿cuáles son los próximos mercados a conquistar por la marca?
Europa y Asia son dos continentes en los que todavía hay muchas plazas que conquistar, pero tampoco descartamos sondear otros mercados en Sudamérica, e incluso lanzar una expedición comercial a Nueva York, donde las conexiones aéreas directas se ha vuelto a retomar con mayor asiduidad desde el pasado mes de junio.
Desestacionalizar el destino es una de los asuntos principales a nivel turístico en la provincia, ¿qué papel juega la gastronomía?
Es primordial, sin duda. Cada día observamos un mayor interés por el turismo gastronómico y es ahí donde nuestros pueblos, fundamentalmente los de interior, nos brindan infinidad de sabrosas propuestas culinarias y fiestas singulares en torno a la gastronomía que fascina, no solo a las familias y grupos que vienen a visitarnos desde otras comunidades o países, sino también a nuestros propios vecinos malagueños.
El espeto es uno de nuestros embajadores principales, ¿se conoce fuera de la ciudad lo suficiente todo lo relacionado con la tradición y el arte que hay alrededor del mismo?
Desde Sabor a Málaga siempre hemos hecho del espeto un buque insignia de la marca. Consideramos que es uno de los productos y platos más representativos de nuestra provincia y con él hemos llegado a diversos salones especializados como Gourmets o H&T. Y es que Málaga y su espeto son una combinación tan sabrosa como extraordinaria.
El Concurso de Espetos de la Costa del Sol es una de las acciones principales en promocionar el espeto, ¿cómo ve su evolución en los últimos años?
Ha evolucionado de forma excepcional. Año tras año se han ido dando pasos firmes que han apostado por proyectar la verdadera esencia y singularidad de nuestro espeto, así como el valor cultural y gastronómico que rodean a esta bonita tradición. Una tradición donde la figura del espetero o ‘amoragaor’ es hoy día una profesión que reúne un conjunto de cualidades donde habilidad, paciencia, arte y buen hacer son claves para saborear un buen espeto de sardinas.
Asimismo, asociaciones como el Círculo de Empresarios de Torremolinos, la Carta Malacitana o la renovada junta directiva de la Mesa del Espeto, que recientemente ha manifestado su deseo de reactivar el plan para convertir el espeto en Patrimonio Inmaterial de la Unesco, son figuras indispensables para seguir manteniendo y fomentando nuestra cultura y tradiciones.
Se reivindica el uso de la caña de cañaveral como seña de tradición para espetar, sin embargo, el metal es cada vez más utilizado. ¿Cuál es la fórmula para volver a los orígenes?
La fórmula radica en procurar respetar siempre la tradición y el producto. Esta forma de asar la sardina es única y genuina de nuestra Málaga, mantiene su verdadero sabor. Es importantísimo desde mi visión recuperar en toda nuestra costa la caña para el espeto de sardina; esa es nuestra tradición y esa es nuestra fortaleza para nuestra candidatura para ser patrimonio inmaterial de la humanidad.
Este año han participado las primeras dos mujeres espeteras en la historia del concurso en categoría profesional
Es un 10 de 10. Una enorme satisfacción saber y comprobar que todos, hombres y mujeres podemos ser lo que deseemos. Y han sido dos, una de Algarrobo y otra de Torremolinos, me encanto la ilusión y vocación que vi en ellas.
El turista actual es cada vez más demandante, no solo quiere comer el producto, quiere una experiencia, ¿cómo trabajan los productos malagueños esta combinación?
La experiencia comienza en el momento en el que pruebas un producto Sabor a Málaga. Desde ese instante, tu paladar te transporta a una receta, a una fórmula maestra que en muchos casos se hereda de generación en generación y a una comarca o pueblo cuyo entorno, idiosincrasia, clima y orografía impregnan con una peculiaridad distintiva el resultado final. Y es que en nuestros 103 pueblos, los matices nos hacen tan diferentes como únicos. Por ello, la mayoría de los productores brindan la posibilidad de visitar sus instalaciones y conocer de primera mano todo el proceso de elaboración. De hecho, muchas bodegas, queserías, almazaras u obradores de panadería, entre otros, realizan talleres y visitas guiadas que se convierten en experiencias tanto lúdicas como sensoriales.
Málaga se posiciona en niveles de crecimiento nunca vistos, ¿está siendo una oportunidad para el sector agroalimentario también?
Sin lugar a dudas, el desarrollo económico genera siempre más y mejores oportunidades y es ahí donde la Diputación Provincial y Sabor a Málaga están siempre vigilantes para facilitar el camino de nuestro sector primario hacia nuevos escenarios que fomenten y dinamicen el consumo y comercialización de los productos locales.
Por último, tiene que irse a un país lejano a vivir y solo puede escoger tres productos malagueños antes de partir, ¿con cuáles se queda?
¿Qué dedo de la mano me corto? –sonríe– Adoro, uno por uno, todos y cada uno de los productos malagueños. Es una pasión que me viene inculcada desde la cuna. Un amor por el producto y la tierra que me infundieron mis padres y que yo he procurado transmitir a mis hijos al igual que actualmente hago con mis nietos.
Por ejemplo, aceite, quesos de cabra, vinos, embutidos, jamones, chivo lechal, salchichón Málaga, pescados y mariscos, frutas y hortalizas, aguacates, mangos y nísperos, aceitunas y encurtidos, almendras, nueces, higos, pasas, licores, dulces y panes artesanos, mieles, chocolates, conservas dulces y saladas y así hasta enumerar a todos los productos Sabor a Málaga. Este es mi equipaje perfecto.